España es una merienda de negros

septiembre 5, 2007

El «divorcio» de la Infanta Elena

Filed under: Sin categoría — África @ 7:46 am

El misil aire-aire –o humo-humo– salió a las diez de la mañana de la alegre lanzadera de María Teresa Campos.

No se hablaba de otra cosa este martes en las porterías. A la madre de Terelu no se le ocurrió mejor forma de debutar en Punto Radio que con un puntazo de gas rosáceo: la Infanta Elena y Jaime Marichalar se divorcian.¿Qué me estás contando? Como lo oyes.

Allí estaba Jaime Peñafiel para cabecear en plancha. Los rumores de la Casa Real contados por Peñafiel tienen ese plus de credibilidad de los santeros que rocían el cogote de sus clientes con ron añejo en vez de con Alcohol 96. 

Ahora que la dinastía se tambalea y hasta The Times pone la proa al Rey, menos mal que nos queda Peñafiel, con su blazier remangada y sus exquisitas formas de mayordomo del cortijo.

Alguien tiene que guardar las esencias, así que Maria Teresa Campos le confió a Peñafiel el primer análisis histórico del divorcio de Doña Elena, un pelotazo que, con el paso de la mañana, se fue desinflando hasta dejar, apenas, una estela de llamadas frenéticas en la centralita de la Casa Real, que se bloqueó, como le ocurría a la centralita de ABC en los tiempos de Anson.

Que Doña Elena y Don Jaime no son la pareja de la Casa de la Pradera, es conocido desde hace largo. Que a la Infanta le gusta hacer vida independiente y viajar sola o acompañada –como ahora, junto a su hermana Doña Cristina y una amiga, a Dubrovnik– lo sabe hasta el Tato. Pero de ahí al divorcio, hay todavía un trecho de fotos de familia por la mañana, aperitivos al mediodía, compras por la tarde y cena y música con los amigos por la noche. Buen intento, Campos.

El Sotto Voce del diario Negocio ya es la esquina de los rumores más jugosa de la prensa económica.

Este martes, su autor, el impar Topo Gigio, cuenta que el ministro de Cultura ha advertido con lo que se le viene encima a Rosa Regás, por no denunciar a tiempo el robo, en la Biblioteca Nacional, de los dos mapa-mundis de la Cartographia de Ptolomeo.

Cesar Antonio Molina «comentó con un grupo de amigos que Regás tendría que dar explicaciones a la Policía y puede acabar en los tribunales».

La misma sección de Negocio revela que compartir mesa con Esther Koplowitz en la cena-homenaje que le tributará la Cámara de Comercio España-Estados Unidos en Nueva York el próximo 27 de septiembre saldrá por un ojo de la cara:  50.000 dólares, si el comensal quiere sentarse en la mesa presidencial; 25.000, si se conforma con cualquier otra mesa; o entre 1.500 y 5.000 si acepta mirar cómo los demás comen, desde una especie de gallinero.

Hispanidad sigue hurgando en la llamada guerra del fútbol, que está haciendo estragos en Gran Vía, sede del grupo Prisa. Según este confi, Cebrián y Javier Díez Polanco –consejero delegado de Sogecable y sobrino del difunto patrón– están a la greña por la gestión de la guerra con Mediapro.

«Díez Polanco no puede tragar a un Cebrián que trata de hacerle la cama y quedarse con el negocio de los derechos audiovisuales, el negocio, mientras que le deja los buques insignias a Díez Polanco: El país y la SER. Así que Cebrián exige su cese. Sin éxito».

La otra mitad de la bronca interna, según Hispanidad, es que el presidente de Prisa, Ignacio Polanco, tampoco traga a Cebrián pero no se atreve a cesarle.

En medio de la tempestad, un diario El País con signos de desorientación, que no sabe si atizar a Zapatero o besarle la mano, y que se enfrenta a una ofensiva por dos flancos: la salida de Público Actual, el diario de Jaime Roures, y el rearme de Unedisa-RizzoliEl Mundo– con las cabeceras de Recoletos –Marca y Expansión–.

Mientras tanto, el nuevo diseño del periódico, que Cebrián anunció para el 1 de septiembre, se retrasa. La SER, en cambio, ha lanzado este martes nueva identidad corporativa y nueva web.

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